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Nueve Y Media
Con su blanco vestido lo esperaba en la iglesia. Él le dijo esa tarde: te veré en nueve y media. Sin embargo este nunca regresó para verla, se quedó en el altar llorando su tristeza. Lo buscó mucho tiempo, lo buscó y lo encontró. Me he casado, le dijo, pertenezco a otro amor. Lo miró con ternura, lo abrazó unos instantes. Contesto: no me importa desde hoy seré tu amante. Supo reconquistarlo con su amor lo envolvió, el amor nuevamente noche a noche salió. Poseía su cuerpo con demente pasión y hechizado en su fuego de su hogar se olvidó. Esta deuda atrasada ella al fin se cobró. Pagó un precio tan alto, pagó un precio tan alto muy solo quedó. Pagó un precio tan alto, pagó un precio tan alto y muy solo quedó. “cuarteteando, nueve y media, en el sargento cabral”. Perdió hijo y esposa; nada nada importó. Y en la pasión de ese cuerpo desnudo lo cegó. Fue su amante endiablada una noche cualquiera. Al despedirlo le dijo: te veré en nueve y media. Fue puntual esa noche, tocó el timbre tres veces. Nadie le abre la puerta, ya no hay luz y lo atienden, se mudó esta mañana, le avisó aquel vecino le pidió que esta carta se la dé a su querido: en la red tu caíste que yo te preparé y ahora solo quedaste como yo aquella vez si te duele el castigo no preguntes por qué, con la misma moneda que me diste te pagué. Esta deuda atrasada ella al fin se cobró. Pagó un precio tan alto, pagó un precio tan alto y muy solo quedó. Pagó un precio tan alto, pagó un precio tan alto y muy solo quedó.
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